Evangelio y Comentario de hoy Viernes 31 de Enero 2014

Santo Evangelio Enero 31, 2014

La semilla que crece
Marcos 4, 26-34.
Tiempo Ordinario.
Cuida tu vida interior que crece como una pequeña semilla.

Del santo Evangelio según san Marcos 4, 26-34

También decía:
«El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega». Decía también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra». Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas, según podían entenderle; no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios discípulos se lo explicaba todo en privado.

Oración introductoria

Ven, Espíritu Santo, guía esta oración para que se convierta en esa semilla que fructifique en obras buenas. Creo, espero y te amo, haz que mi fe crezca, mi esperanza se fortalezca y mi caridad se multiplique.

Petición
Señor multiplica, para bien de la Iglesia y el triunfo de tu Reino, los frutos de mi apostolado.

Meditación del Papa Francisco
También la Parábola del Sembrador es construida en el tiempo: siembra, después viene la lluvia y crece. ¿Qué hace en nosotros, qué hacen las riquezas y que qué cosa hacen las preocupaciones? Simplemente te quitan el tiempo. Toda nuestra vida está basada en tres pilares: uno en el pasado, uno en el presente y otro en el futuro. El pilar del pasado es el de la elección del Señor. Cada uno de nosotros puede decir, efectivamente, que el Señor me ha elegido, me ha amado, me ha dicho ´ven´ y con el Bautismo me eligió para ir por un camino, el camino cristiano.
El futuro, por el contrario, significa caminar hacia una promesa, el Señor nos ha hecho una promesa. El presente entonces, es nuestra respuesta a este Dios tan bueno que me eligió. Hace promesa, me propone una alianza y yo hago una alianza con Él. Por lo tanto, estos son los tres pilares: "elección, alianza y promesa". (S.S. Francisco, 22 de junio de 2013, misa matutina en santa Marta).

Reflexión

¿No es ésta la más pequeña de entre todas las semillas? Y aún así es el más grande de todos los arbustos. Así es la vida interior, y Cristo nos la ha dado ha conocer de esa misma manera.

Lo único que se tiene que hacer para poseer ese magnifico arbusto es cultivar esa pequeña semillita hasta que crezca totalmente. Así la vida interior, en un principio es como una pequeña semilla, posteriormente, dentro de nuestro corazón, crece tanto que llena todo el corazón. Es como el amor que da verdadera felicidad, es tan pequeño al inicio que hay que irlo cultivando para que crezca y se fortalezca. Poco a poco éste se hace más fuerte hasta que se mantiene en pie por sí solo, pero sigue siendo frágil, porque cualquier hachazo puede derribarlo, por lo tanto necesita un cuidado continuo.

Esto es lo que hay que hacer con la vida interior, cuidarla cuando este bien crecidita, para que ningún hacha o sierra eléctrica nos lo vaya a echar para abajo.

Propósito
Como rama viva de la Iglesia, buscaré sostener a otros con mi oración y testimonio de vida cristiana coherente.

Diálogo con Cristo

Jesús, ayúdame a cumplir mi misión de vivir un cristianismo activo al servicio de tu Iglesia. Ayúdame a ser el instrumento para que otras personas encuentren a Dios.
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La sonrisa de un anciano


La Presentación del Señor
“Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblo: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”. (Lc 2,22-40)
Toda una vida viviendo de una promesa.
Toda una vida viviendo de una esperanza.
Toda una vida que no se cansa de esperar.

Simeón vivió y envejeció creyendo a una promesa.
Simeón vivió y envejeció sin cansarse de esperar.
La luz tardó en alumbrar.
La noche fue larga como para envejecer.
Pero, la esperanza es así, no tiene hora.
Pero, las esperanzas sembradas en el corazón terminan amaneciendo.
Comienza a hacerse luz cuando sus ojos se están ya apagando.
Pude abrazar al Salvador prometido, cuando ya sus brazos están cansados.

Dios nos hace esperar.
Dios no funciona al ritmo de nuestros relojes.
Dios no funciona al ritmo de nuestras prisas.
Pero Dios no falla.
Dios no nos engaña con sus promesas.
Dios no falla a nuestras esperanzas.

La esperanza es así.
Saber esperar, por más que sintamos que el tiempo pasa.
Saber esperar, por más que sintamos que la noche se hace demasiado larga.
Saber esperar, incluso aunque nosotros nos cansemos de tanta espera.

Por fin, los ojos mortecinos del anciano logran ver al Salvador.
Por fin, sus brazos cansados de anciano logran abrazar al Salvador.
Por fin, su corazón logra estrechar a su Salvador.
Una vida llena de promesas y esperanzas.
Para por fin, gozar en la vejez.
Me encanta ver que un anciano logra al final de sus días lo esperado durante toda una vida.
Pero más me encanta contemplar a un anciano cantando de alegría por haber logrado lo que siempre esperó.
Me encanta escuchar que al final de la vida alguien puede cantar de gozo y de alegría.

Es la nueva Epifanía de Jesús.
Es la Epifanía de Jesús a Israel en la persona de un anciano que solo espera la muerte.
Es la Epifanía de Jesús a un anciano que está en el Templo.
En la primera Epifanía, los Magos, regresan a sus tierras por otro camino.
No dicen ni palabra, solo adoran de rodillas y se van.
Ahora es la Epifanía del que también quiere regresar con la vida plena y realizada.

María y José miran, callan y su corazón vive y siente.
Mientras tanto, alguien cargado de años, siente el gozo de haber vivido.
Siento la alegría de María y José.
Siento la alegría dejándose abrazar por quien supo esperar.
Pero, confieso que hoy siento la alegría de un anciano que lleno de gozo, ya no le importa prolongar su vida.
Le basta “que sus ojos le han visto”.

En un tiempo se celebraban la Purificación de María.
Luego se comenzó a celebrar la “Presentación del Niño al mundo”.
Yo celebraría hoy “el Día y la fiesta de los ancianos”.
Yo celebraría hoy “la alegría y felicidad de los ancianos”.
Yo celebraría hoy “la alegría y la felicidad como cumbre de toda una vida”.
Es hermosa la sonrisa de un Niño.
¿Y no es hermosa la sonrisa de un anciano fundida con la sonrisa de un niño?
Es hermoso ver a un niño en la cuna.
¿Y no es hermoso ver a un niño estrechado por los brazos de un anciano?
Es la espera y la realidad abrazadas de un mismo gozo.
Es el ayer que se va pero sosteniendo en sus brazos el futuro que comienza.